jueves, 24 de abril de 2014

Las cosas buenas de la vida


“Las cosas buenas de la vida son las que más te costó conseguir”.
No sé qué pasa últimamente, pero esta frase me persigue.
¡Qué tontería es esa!
Desde pequeños nos cuentan que debemos sufrir para conseguir cosas, pero eso no es así, no en todas las ocasiones, claro.
Una de las cosas que me vino a la cabeza tras oír esta frase (por enésima vez) fue tener hijos. Hay personas a las que les cuesta mucho tener hijos, incluso las hay que no pueden tenerlos, sin embargo un porcentaje muy alto de las parejas los tienen porque… “¡Ups! ¿Cómo ha podido pasar?” La respuesta a esta pregunta es muy sencilla: porque os lo pasasteis muy bien, sin ningún esfuerzo, sin pensar y disfrutando.
No conozco a ningún padre o madre que diga que sus hijos no son lo mejor de su vida. Pese a ello me podéis decir que la crianza de un hijo es una cosa muy dura y os daría la razón, pero estamos hablando de conseguirlo no de mantenerlo. Otros me diréis que para tenerlo hay que parirlo y eso supone un gran esfuerzo y es doloroso, a lo cual yo os respondo que no tiene por qué ser así si confiamos en la medicina y la anestesia.
La afirmación de que “las cosas buenas de la vida son las que más te costó conseguir” creo que se deriva de que no le damos un valor real a las cosas, no nos fijamos en los pequeños detalles que nos alegran un día o en los pequeños logros que hacen que nuestra autoestima crezca por el simple hecho de no haber sudado para conseguirlos.
Mi recomendación es que disfrutemos, no nos centremos solo en el sufrimiento, el esfuerzo o el dolor porque éste, a veces, llega sin poder evitarlo y la única manera que tenemos para que no nos invada es apreciar las pequeñas cosas que nos hacen sentir bien.

lunes, 21 de abril de 2014

Conductas Evitables

¡Esto es lo que pasa cuando te tragas el chicle!


(Ya conocía el chiste, pero cuando he visto esta imagen no he podido resistir la tentación de compartir la gracia en el blog)

domingo, 13 de abril de 2014

El yin el yang, el equilibrio cósmico y la elecciones europeas.


El Yin y el Yang representan lo malo y lo bueno, el frío y el calor, la oscuridad y la luz,  el sur y el norte, la tierra y el cielo, lo vacío y lo lleno, lo femenino y lo masculino… No puede existir nada si no existe su contrario; cada ser, objeto o pensamiento posee un complemento del que depende para su existencia y que a su vez existe dentro de él mismo. De esto se deduce que nada existe en estado puro ni tampoco en absoluta quietud, sino en una continua transformación.
Además no es bueno que algo exista en estado puro. La alegría, que consideramos una emoción positiva, si no va acompañada de ciertos grados de tristeza, puede hacer  del que la posea un ser ingenuo, superficial y vulnerable. Igualmente la tristeza si no se acompaña de brotes de alegría nos puede convertir en personas taciturnas, apáticas y deprimidas.

La naturaleza busca el equilibrio y así lo representan los chinos en un anagrama en el que dos gotas de diferente color se abrazan en un círculo donde no se sabe cual es el principio ni el fin y donde cada una de ellas alberga dentro de sí un punto con el color  de la antagonista.

Nada es absoluto y nada existe sin su contrario. Así, de cara a las elecciones para el Parlamento Europeo uno de nuestros grandes partidos se apresuró a nombrar a su cabeza de lista: Una mujer con apellido de topónimo, lo cual no deja de ser una paradoja para unas elecciones de carácter continental (debe ser por aquello de que lo contrario existe dentro de cada sustancia). Pues decía, una mujer que ha estado semanas lamentándose de que no tenía antagonista: “nosotros tenemos un proyecto europeo y los otros no, de ahí que aún no hayan nombrado a su candidato” Esto lo hemos estado oyendo día tras día sin que sepamos muy bien cual es su proyecto, pero dejando claro que necesitaba a su yang (o a su yin, que no sé quien es quien). Finalmente ya tiene contrincante, un señor con apellido que invita a pensar en vasos comunicantes, en canal de conducción, en flujo de ideas, pero de segundo apellido, con lo cual estas sugerencias se relegan a un segundo plano y, además, el apellido viene acompañado de un sufijo que lo empequeñece dejando esas posibles cualidades en una vana pretensión. Lo primero que ha hecho este señor ha sido ha sido alardear su experiencia europea y afirmar que: "Es bueno que yo me incorpore a la campaña, se va a empezar a hablar de temas europeos. Hasta ahora se ha hablado de otras cosas"; posiblemente refiriéndose a la campaña que estaba haciendo su yin (o su yang, que no sé quien es quién).

Y ya está. Ella tan contenta porque ha podido replicar a su yang (o a su yin, que no sé quien es quien) indicando que eso no se puede decir desde la mesa de ministro. Así que todo vuelve a la normalidad, pues la naturaleza busca el equilibrio cósmico.

martes, 1 de abril de 2014

Conflictos


Nuestra conducta, en gran medida, está condicionada por el gen heredado y éste es egoísta; su objetivo es la supervivencia y la preponderancia frente a otros genes (según afirma Richard Dawkins), lo cual nos aboca al conflicto.

Afortunadamente nuestro comportamiento no sólo está condicionado por los genes sino que hay otros factores. Uno de ellos es la cultura (seguimos citando a R. Dawkins). La cultura no es una característica exclusiva de nuestra especie, pero en ninguna otra está tan desarrollada, como tampoco lo está el lenguaje, y tanto cultura como lenguaje son actividades sociales que requieren interactuar con otros individuos para que alcancen su sentido.

Finalmente está nuestra capacidad para discernir, lo que nos hace pensar que somos seres racionales diferentes de otros animales. Y si nos creemos esto ¿por qué no utilizamos nuestra razón para dialogar como personas cultas y solucionar los conflictos, en lugar de dejarnos arrastrar por el impulso de los genes?

Seguiremos hablando del “gen egoísta”