viernes, 24 de abril de 2015

Construye una catedral



Hace unos días vi a un amigo, con el que suelo tener mucho trato, pero que hacía tiempo que no veía. Cuando le pregunté que qué le había pasado su respuesta fue: “Este trabajo me tiene hecho polvo, no me gusta nada y me quiero ir”.

No lo puede dejar así como así, todos sabemos cómo está la situación actualmente. Sin embargo sí que puede cambiar una cosa, y eso es lo que le recomendé: “Cambia la actitud con la que vas a trabaja”. Y me vino a la cabeza esta historia que me contaron una vez:

“Corría el siglo XII y cientos de obreros estaban construyendo la catedral de Chartres en Francia. Era un día de verano y el calor era abrasador. Las obras eran lentas, el trabajo muy duro, los canteros daban allí mismo forma a cada piedra para luego ser elevadas con gran esfuerzo a su lugar de destino.
Un viajero que pasaba por allí se acercó para buscar una sombra y de paso ver las obras. Vio cómo trabajaban los obreros, sudorosos, extenuados y llevado por la curiosidad preguntó a uno.
-¿Qué está haciendo usted, buen hombre?
-Pues ya lo ve, picando esta enorme piedra bajo este sol infernal y así un día tras otro, un mes tras otro, una año tras otro.
Siguió caminando y vio a otro obrero subido en un andamio que estaba colocando las pesadas piedras para hacer un muro. Y le preguntó lo mismo.
-¿Qué está haciendo usted, buen hombre?
-¿Es que no lo ve? Pues levantando este interminable muro que no veré acabar porque me moriré antes de que se acabe.
Al viajero preguntón se le quitaron de golpe las ganas de preguntar, se cayó, descansó un poco a la sombra y al proseguir su camino bajo aquel sol abrasador vio otro obrero picando piedra que le caían chorros de sudor por la frente pero silbaba, estaba contento e irradiaba alegría, y llevado por la curiosidad ante tanta fiesta consigo mismo se atrevió a preguntar por tercera vez.
-¿Qué está haciendo usted, buen hombre?
-¡Estoy construyendo una catedral!
Y siguió picando piedra alegremente como si quisiera acabarla él solo ese mismo día”.

A mi amigo se le escapó una sonrisa al oír esta historia, y entre los dos buscamos qué cosas de su trabajo podrían “construir una catedral”.